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Blog Psicología Ciudad Real

Alba Cristina Rodríguez Villajos • 8 de febrero de 2020
Rabietas infantiles

Los berrinches o las rabietas son comportamientos totalmente normales en las primeras fases del desarrollo infantil. Son respuestas que emiten los niños ante determinadas situaciones que les generan ira o frustración. Las rabietas suelen comenzar a partir del primer año de vida del niño, manifestando su máximo esplendor entre los 2 y los 3 años. Lo habitual es que a partir de los 4 años vayan descendiendo, tanto en intensidad como en frecuencia.


En esta etapa, los pequeños aprenden cómo funciona el mundo, su cuerpo, las relaciones con los demás y las normas de convivencia. Insisto en la idea de la normalidad de tener rabietas, ya que a esas edades los niños no tienen la posibilidad de expresar sus sentimientos de frustración, y es por ello que lo hacen a través de esas conductas. Además, tenemos que tener en cuenta que la mente del niño es puramente emocional, aún no tiene la capacidad de razonar o de entender lo que se debe hacer en determinadas situaciones y actúa motivado por ese cerebro emocional, es decir, “quiero algo y lo quiero ya”.


Como padre o madre, no debes alarmarte por esos signos de desobediencia, negativismo o de rebeldía, ya que las rabietas y los berrinches son signos positivos y expresivos de una personalidad en formación. Lo realmente preocupante sería todo lo contrario, es decir un niño que no protesta, no se niega a nada, o acata las ordenes con facilidad.


¿POR QUÉ LOS NIÑOS TIENEN TANTAS RABIETAS?

Hay muchas causas por las cuales los niños tienen estos comportamientos. Para poder actuar eficazmente en estas situaciones es fundamental aprender a reconocer el origen de estos berrinches. Entre los motivos de las rabietas nos encontramos:


  • La frustración del niño por no poder hacer algo “inmediatamente”.
  • El deseo de “ser el centro de atención”. Algunos niños descubren que “portándose mal” reciben mucha atención y cuando “son buenos” nadie  les hace caso.
  • Cuando las normas de comportamiento son poco claras o incoherentes el niño trata de descubrir dónde están los límites.
  • Cuando los padres dan muestras de incoherencia o inconsistencia. “Por ejemplo papá me deja ver la tele a las 22:00 horas y mamá me dice que me acueste”.
  • También se dan rabietas en determinadas situaciones, tales como su estancia en sitios desconocidos, el hambre, la falta de sueño o el sentirse enfermo.

¿QUÉ HACER CUANDO MI HIJO/A TIENE UNA RABIETA?

Ante la primera rabieta, se ha de responder con calma, pero con determinación. Es importante hablar con el niño y mostrarse inflexible. El niño no puede conseguir lo que se propone. A veces, ignorar sus pataletas puede ser eficaz y cuando deje de llorar es cuando le vamos a hacer caso. 


La reiteración en las rabietas, el aumento de ellas y su utilización por parte del niño dependen de las respuestas que obtengan de sus padres. Ejemplos de respuestas incorrectas serían si atendemos a su petición en esos momentos de frustración, le compramos lo que nos pide en el supermercado “para que se calle” o le dejamos los dibujos animados pasada la hora que nosotros habíamos estimado. Si nuestras respuestas son incorrectas, estas rabietas se mantendrán en el tiempo, porque le estaremos enseñando que, para conseguir aquello que quieren, el comportamiento adecuado es el de una pataleta.


¿QUÉ HACER CUANDO SE LE HA PASADO LA RABIETA?

Tras la pataleta, llega la calma. Es en ese preciso momento cuando debemos actuar prestándole toda la atención al niño. Nuestro comportamiento como padres será diferente en función de su edad, pero siempre le transmitiremos cómo nos gusta verlo así, tranquilo, usando frases positivas (“qué bueno eres”, “a mamá y a papá nos encanta verte calmado”) y a través de gestos, abrazos, besos y cualquier tipo de comunicación no verbal con la intención de que el niño se sienta querido.

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